En lugar de una búsqueda intelectual,
de repente tuve una sensación
muy profunda de que algo era diferente.
Me ocurrió al mirar a la Tierra y ver
a este planeta azul y blanco flotando ahí,
sabiendo que estaba orbitando alrededor del Sol,
y ver a ese Sol poniéndose al fondo del cosmos
de un negro profundo y aterciopelado,
viendo –más que sabiéndolo a ciencia cierta–
que había un pleno propósito de fluidez,
de energía, de tiempo, de espacio en el cosmos
que estaba más allá de la capacidad racional
del hombre para comprender, que de repente
había una forma no racional de entender que
se había dado más allá de mis experiencias previas.
Parece que en el universo hay más que
un movimiento aleatorio, caótico y sin sentido
de una colección de partículas moleculares.
En el viaje de vuelta a casa, mirando a través de
240.000 millas de espacio hacia las estrellas
y el planeta del que había venido,
experimenté de repente al universo
como inteligente, amoroso, armonioso.
Sentí que el planeta estaba vivo.
Edgar Mitchell (*)
Imagen: Galaxia Orión by Scott Tucker, astrofotografía
(*) Edgar Mitchell fue el piloto del
módulo lunar en la misión Apolo 14,
fue el sexto hombre en pisar la Luna.
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