Eres divino en tu núcleo y humano en apariencia.
Ver lo que eres en realidad
no significa ignorar tu aspecto,
dejar de ser consciente de ti mismo,
pues esto es tan imposible como indeseable.
Por supuesto sigues respondiendo
a tu nombre, reconociéndote en el espejo,
asumiendo la responsabilidad de tus actos.
Lo que pasa es que ahora eres consciente de
que tu humanidad es como un disfraz,
una encarnación que has tomado
para estar en este mundo.
Interiormente eres Dios,
exteriormente eres una persona
–una persona única con una
contribución especial a ofrecer.
En lugar de pensar que solamente
eres esa persona, esa apariencia,
conoces la Fuerza que te respalda,
la Seguridad dentro de ti,
la Fuente de inspiración y guía
en el corazón de tu vida humana.
La consciencia de tu divinidad te permite
ser tú mismo como persona todavía más.
Douglas Harding
Imagen: Insight by Jaume Vilardell, retrato en acuarela
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