Nos movemos de incontables formas:
en diferentes intensidades, dinámicas,
direcciones, velocidades y con distintos fines.
Hay todo tipo de movimientos:
grandes, internos, evidentes o invisibles.
Hay movimientos de digestión, de ojos;
movimientos bellos, gestuales, rítmicos, únicos,
elegantes, torpes, fuertes, espontáneos, ligeros,
alegres, ruidosos, amorosos, pesados o silenciosos.
Existen los movimientos de la respiración que varían según
la actividad y que acompañan todas nuestras acciones.
Hay movimiento cuando uno canta, llora, piensa, calcula,
duerme, se despierta, nace e incluso cuando uno muere.
En pocas palabras: el movimiento
está omnipresente en nuestra vida.
Donde no hay movimiento no hay vida.
Philipp Unseld
Imagen: © William George Wadman, fotografía de bailarines en movimiento
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